SALA III

DEL IMPERIO BIZANTINO AL CALIFATO OMEYA

Tras la invasión bárbara de principios del siglo V se dio el cese de la actividad romana y comenzaría una etapa de prosperidad que se daría durante la época bizantina y visigoda entre los siglos VI y VIII. Esa prosperidad venía dada por el comercio con el norte de África y el Mediterráneo Oriental. Los poblados romanos fueron abandonados en su mayoría y los bárbaros dejaron constancia de su asentamiento en dos yacimientos, uno de ellos en Estepona, Arroyo Vaquero y, el otro Vega del Mar en San Pedro de Alcántara. Estos dos puntos fueron centros de difusión religiosa además de núcleos productivos importantes, continuando con las actividades de la industria de salazones y la explotación agrícola del entorno lo que también trajo consigo un aumento de la población.

A partir del 552 la dominación de Bizancio repercute favorablemente en la economía su presencia en la zona costera. Esta época de bonanza vendría dada por el aprovechamiento de los recursos marítimos que fueron la principal fuente de recursos de estos, quedándose la agricultura en un segundo plano. Los bizantinos fueron expulsados entre los años 613 y 615, integrándose el territorio en el reino Hispano Visigodo. La presencia visigoda en Sierra Bermeja fue breve y de poca importancia, sin dejar de realizar actividades agrícolas y ganaderas, pero notándose la presencia variable en el territorio lo que seguramente alivió la presión y explotación en el bosque, dada en las épocas anteriores. La presencia visigoda en el territorio de Estepona se caracterizó por

la diferenciación entre asentamientos de costa e interior, así como sus respectivas economías. Por un lado, los asentamientos costeros estaban orientados al comercio marítimo con el norte de África, a las actividades relacionadas con el mar y a la agricultura litoral, por otro lado, los asentamientos interiores tenían como principal actividad la agricultura. La nobleza goda junto a la Hispano-romana controlaba la mayor parte de la tierra, lo que reducía las posibilidades del resto de la población dándose gran cantidad de acciones delictivas y bandolerismo. Es por ello que la mayoría de restos que encontramos de dicho periodo son sobre todo castillos e iglesias. Como dato significativo de esta época, está datada la implantación de una importante actividad metalúrgica que aprovechaba las peridotitas para la extracción de hierro, actividad que podemos ver en el yacimiento situado al norte de Estepona y denominado El Nico. Este dato nos muestra una capacidad de autoabastecimiento en materiales de hierro que no solo fueron usados en el comercio sino también con fines bélicos. En el siglo VIII parecen haberse deshabilitado estos núcleos visigodos, lo que coincide con la entrada de los musulmanes en la Península Ibérica.

Los nuevos habitantes denominarían al macizo que conforma Sierra Bermeja como “Gebal Alhambra”. El asentamiento de árabes y beréberes se dio de forma desigual, asentándose en las zonas llanas los árabes y en las zonas montañosas los beréberes, lugar perfecto para el refugio. Estos habitantes concentraron sus actividades en torno a las arquerías que ubicaron a pie de monte, dándose tierras cultivadas de forma intensiva con espacios naturales que las rodeaban, además de cultivos de secano de gran extensión, aunque de menor importancia que los cultivos de regadío. Se dio la aparición de una serie de núcleos defensivos nuevos a través del aprovechamiento de las antiguas vías romanas que unían Gibraltar con Málaga por la costa.

A mediados del siglo IX los pactos establecidos desde el principio de la conquista musulmana con los pobladores que entonces había en el territorio, quedan anulados por las grandes reformas que impulsó el emir Abd al-Rahman II. De esta forma la base productiva y legal de la antigua aristocracia hispano visigoda desaparece y esta, en un intento de huir, se vio obligada a refugiarse en el monte tal y como habían hecho los campesinos. Un lugar que sabemos que funciono como refugio fue el Castillo del Nicio.

LUCERNA

Sala III

Época Tardoantigua/1400 años

Lucerna de importación tunecina encontrada en Arroyo Vaquero.

Las lucernas son pequeñas lámparas utilizadas ya desde la prehistoria. Son los antiguos romanos quienes explotan su producción masiva y su uso generalizado para tener luz artificial. Se compone de un recipiente ovalado con un depósito y dos orificios, uno por donde se introduce una mecha y otro por donde entra el aire para alimentar a la llama. El depósito se rellena con aceite o grasa animal y empapa la mecha, que ha sido encendida previamente. Algunas incluyen asas. Se fabrican primero de hueso o piedra y luego de cerámica. Suelen llevar la estampilla con el nombre del taller o del alfarero que las realiza. Aunque las piezas más vistosas se hacen en bronce. Más tarde, los visigodos, musulmanes y cristianos también las emplean.

HEBILLA

Sala III

Época tardoantigua-1400 años

Hebilla de bronce encontrada en uno de los enterramientos del yacimiento de Arroyo Vaquero junto a otros objetos pertenecientes al ajuar personal como cuentas de collar.

PULSERAS

Sala III

Época tardoantigua-14000 años

Pulseras de bronce halladas en un enterramiento del  Yacimiento de Arroyo Vaquero.

Se encontraron en el brazo de uno de los difuntos estas tres pulseras de bronce con gravados finos.

JARRITA

Sala III

Época tardoantigua-1400 años

Jarra elaborada en cerámica a torno, encontrada en el yacimiento de Arroyo Vaquero.

GALERIA SALA III

¡MUCHOS MÁS OBJETOS EN NUESTRO MUSEO!

VISÍTANOS